jueves, 3 de noviembre de 2011

La odisea de la materia

Presentamos nuestro último título, La odisea de la materia, de Luis Lahuerta Zamora.
Durante toda la historia de la Humanidad hubo una materia a la que se dedicaban los esfuerzos de las mentes más preclaras, un conocimiento cuya posesión hacia más noble, cuya búsqueda era estímulo insuperable: el significado de los astros del firmamento y sus movimientos.  Nada era a los ojos del antiguo tan lejano y a la vez tan presente como el cielo estrellado.La mente humana busca de forma natural las causas de todos los sucesos que percibe, y por ello es el humano rápidamente adaptable a cambios en su entorno. Eso nos permite un cierto grado de predicción del futuro. Sin embargo ocurre también que sucesos evidentes  y evi-dentemente complejos, sin causa discernible, demandan explicación y la mente humana deriva en imaginar para ellos seres cuyo capricho los produce. Si bien al mejorar los conocimientos humanos muchos de estos espíritus se hicieron innecesarios, un área donde sin duda moraban era en la bóveda celestre. Los sucesos allá arriba tenían que ser directo reflejo de la voluntad de los seres más poderosos.  Comprender sus designios e incluso hasta predecirlos fue la ciencia reina durante muchos siglos, y los poseedores de estos conocimientos se erigían en representantes de los dioses.A la vez, otro conocimiento era buscado por incontables mentes pensantes: la Piedra Filosofal.  La creencia ciega en la posibilidad de encontrar un método para obtener oro a partir de otras materias motivó esfuerzos ímprobos, propició el desarrollo de métodos de estudio, y al fin y al cabo nunca dio con la solución pero sí creó las bases para que la Alquimia se transformase en la Química.  A la vez que con la Astronomía, el gran error de tratar primero de adivinar cómo “debería ser” la Naturaleza y luego interpretar las observaciones sin salirse de esa pauta  Pedro Duque

No hay comentarios: