Sin embargo hay que aclarar que lo que pasa en EE.UU. es muy distinto de lo que transcurre por la vieja Europa. Personalmente me he escandalizado porque la NASA haya tenido que salir a la palestra a negar lo evidente.
Si alguien quiere de verdad saber algo, con base científica, sobre los posibles cataclismos que podrían suceder para que la Tierra terminara su existencia, nada mejor que el libro Ciencia y apocalipsis, de Rafael Alemañ.
Son pocos, los que se interrogan sobre lo que la ciencia puede decirnos acerca del particular. No ya sobre las posibilidades de que en tal o cual nación tenga lugar una revolución que trastoque el orden social imperante, sino, precisamente, sobre los peligros reales que amenazan al planeta Tierra y a la única especie inteligente (a la vista de nuestros actos esto habría de matizarse) que en él se acomoda. Las ciencias naturales han avanzado lo suficiente para permitirnos vislumbrar cuáles son los fenómenos, tanto externos como internos a nuestro planeta, que suponen un riesgo para nuestra supervivencia en él, al mismo tiempo que nos exponen las opciones existentes destinadas a combatirlos.
1 comentario:
¿Entonces es cierto que los delfines están en peligro? Con lo bien que me caen.
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